Dia 10: la ciudad fantasma de Kolmanskuppe

Por la mañana nos fuimos a ver la ciudad fantasma de Kolmanskuppe. Una antigua ciudad, a 20 minutos de Luderich, en medio desierto y creada exclusivamente para la extracción de diamantes sobre el 1910.
En la ciudad vivían unos 1100, de los que 300 eran blancos y el resto eran negros que vivían apartados y que, en condiciones infrahumanas, eran la mano ejecutora de la extracción.
A partir que se encontraron diamantes en la desembocadura del orange de mayor tamaño, esta ciudad fue abandonandose y quedando de la forma que actualmente se ve, comida por las dunas y arena del desierto del Namib.
Nos tocó un día con un tremendo viento, que le daba un ambiente mucho más tétrico. Caminamos por los diferentes edificios viendo paisajes e imágenes muy especiales.
Después de esta visita debíamos tomar un barco para ver focas y demás animales marinos pero debido al fuerte viento se canceló. Así nos dirigimos directamente al campamento donde íbamos a dormir esa noche. Llegamos a un precioso local en medio de la nada y que tenia unas montañas alrededor, a las cuales íbamos a hacer un trekking por la tarde.
Aun soplando un fuerte viento, comenzamos a subir montaña arriba y se iba, poco a poco, visualizando una espectacular vista de la zona. Creo que por ahora la mejor vista del viaje.
Una vez alcanzada la cima, tras 45 minutos subiendo, contemplamos, entre fuertes rachas de viento, una vista preciosa mientras iba apareciendo la puesta de sol. Empezamos a bajar y ya nos tenían la cena preparada. Una hoguera en el campamento nos acompañó aunque no nos mejoró demasiado la fría noche.
Con el frío y que debíamos madrugar a las 5:30 porque toca un día largo, nos acostamos sobre las 20:30 h en dos habitaciones de 10 camas.

Quería comentar que Namibia es un país 2 veces España, pero con sólo 2 millones de habitantes, por lo que, especialmente en este desierto inmenso del Namib, no hay nadie que cruzarse. Son absolutamente impresionantes las llanuras y los kilómetros de caminos de tierra que cruzan el país.

Nota de Neus: despertarse y admirar las montañas rojizas que descansan sobre las extensas llanuras del desierto del Namib, es el mejor regalo que nos obsequia este maravilloso país.