Nos levantamos de nuestras tiendas de campaña mas tarde de lo habitual, a las 7 h. Parece pronto, pero debemos aprovechar las horas de día, ya que aquí estamos en invierno y las horas solares son pocas...
Al camping vino un guía local, himba, que nos iba a acompañar y enseñarnos una aldea local.
Llegamos a la aldea Himba. Se compone de un Krall, que es un cerco central donde guardan las vacas y las cabras para protegerlas de los depredadores. Alrededor suyo hay diferentes chozas en las que habitan las mujeres del jefe y algunos de sus hijos y sobrinos. Y todo ello, vallado de nuevo protegiendolo todo. Es una estructura familiar de una de las etnias más famosas.
Son ganaderos y van cambiando de lugar de vivienda según la forma de conseguir agua para el ganado y para ellos. Por ello, son bastante nómadas.
Su característica principal es que, en lugar de bañarse, se untan con una mezcla de manteca, ocre y hierbas aromáticas. Son polígamos y tienen hijos según el volumen de trabajo que necesiten para su aldea. Ah, como todas las etnias africanas,son animistas y la adaptan, la religión, según sus necesidades.
Otro hecho característico es que, con un palo y un martillo, a los 13 años, se les quitan los 4 dientes centrales de abajo, como signo de identidad Himba (no quiero saber el dolor y sangrado que eso les produce).
Tras darle unos regalos en comida, nos aceptaron de buen grado, permitiendonos hacerles fotos y mientras nos enseñaban sus chozas, su forma de untarse, y en general, su forma de vivir.
Había una niña con un dedo tremendamente infectado y les insistimos que nos acompañaran en el camión para acercarles a un puesto militar que hace, en la zona, de hospital. Lo cual aceptaron. Era divertido ver, dentro del camión, a 3 mujeres himbas y 2 niños. Aunque al bajarse, se tuvo que limpiar la zona donde se sentaron, ya que lo dejaron totalmente manchado por el ungüento antes mencionado.
Tras eso, fuimos a una escuela, donde hay niños locales, aunque poquitos himbas, ya que estos no quieren ir a la escuela para no ser influidos en sus tradiciones. El rato improvisado en la escuela estuvo genial, los chavales nos preguntaban sobre nosotros y donde vivíamos y nosotros a ellos igual. Fue un rato realmente bonito.
Volvimos al camping y nos fuimos a ver las cataratas del río Kunene donde nos bañamos. Es una zona muy bonita y, debido a las corrientes, los cocodrilos no llegan allí.
Comer y tarde libre ( la primera en todo el viaje) que aproveché para una siesta, recargar aparatos electrónicos y unas cervezas con vistas al río.
Cenamos Kudu ( un antílope de esta zona) y a la cama que mañana nos levantamos a las 5 para ir camino de Etosha.
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